LA PÁGINA DE LA HISTORIA QUE DESECHÓ TOLEDO
Alejandro Toledo pudo escribir una de las mejores páginas de nuestra historia. Él recibió de Valentín Paniagua y de la mayoría de peruanos una hoja en blanco, llena de esperanza, pero él, pequeño como es, en lugar de escoger entre la dignidad, los principios y la ley, prefirió la venalidad para su banalidad.
¿Recuerdan cuando la mafia estuvo acorralada, delatándose unos a otros?
Con procuradores idóneos se debió embargar y rematar a la prensa escrita, radial y televisada que recibió sobornos de Montesinos, y después subastar sus licencias; pero no, Toledo intentó quedarse con el más grande canal de televisión. Por esa pequeñez perdió la historia. Hubiera sido la reivindicación de los principios, de la ley y de la educación de niños y jóvenes que, hoy, por el contrario, torpes hasta se han convertido en sicarios y avales del decenio del oprobio.
Después, Alan García no se conformó con los narcosicarioindultos ni petroaudios, sino que además promovió, con políticas de estado, a organizaciones criminales. Permitió que se crearan sindicatos de construcción civil con pocos integrantes que, en realidad, eran extorsionadores; entregó el terminal portuario del Callao sin que se fiscalicen los 2 millones de contenedores que hoy se preñan con cocaína; y, en junio del 2011, promulgó la ley 29703 que rebajaba las penas de corrupción. Todo intencional, y, por si fuera poco, en la última elección se asoció con los jefes de la organización político criminal del Callao para usar a sus sicarios en pintas. Y hoy Ollanta Humala, nulo en la lucha contra la corrupción y la ferocidad delincuencial. Todos ellos permitieron que se reinstaurara en las organizaciones de justicia, el congreso, la policía, etc., la impunidad, la prescripción, la subasta de la justicia. Todos permitieron que se relajen los procesos, que no se continúe con el visionado de 500 vladivideos que dejó la comisión David Waisman (recordado en entrevista de Juliana Oxenford a Zumaeta, pero nadie hizo eco), y que muchos de todos los partidos, jueces, fiscales, periodistas, opinólogos y economistas reciclados de los 90s se hagan los muertitos, así como los del INDECOPI, COPRI hoy PROINVERSIÓN, etc. Hemos estado adormecidos, pero la vida cobra las deudas y ferozmente, el 10 de abril, de un mazazo en la cabeza, el flash nos espanto, 68 congresistas fujimoristas, control absoluto del congreso. A dormir para despertar de la pesadilla, y al volver a despertar, más intensa, 71. Hace 137 años, el 8 de octubre de 1879, el invasor cañoneó al Huáscar y como consecuencia de ello se nos cercenó Arica y Tarapacá. Pero esa afrenta, antes que una victoria invasora, fue una traición de funcionarios, políticos corruptos y empresarios ambiciosos e indiferentes del concepto de nación y patria. Hoy, la posibilidad de un segundo 5 de abril es producto de los gobiernos encubridores de Toledo, García y Humala; y si no hacemos algo para evitar que el fujimorismo desatado, se ensoberbezca y se apodere del ejecutivo, seríamos uno de esos traidores e indiferentes de hace 137 años. ¡Grau vive! No podemos entregar a nuestros hijos un Perú más mutilado, sin honor, sin moral, sin ley. Diluyamos, distribuyamos el poder. Solo nos queda votar nuevamente por "el mal menor", que seguirá con el mismo sistema lobista, mercantilista y encubridor, pero en el transcurso de ese mandato, debemos esforzarnos para que se instaure la filosofía de gobiernos con principios.
Con procuradores idóneos se debió embargar y rematar a la prensa escrita, radial y televisada que recibió sobornos de Montesinos, y después subastar sus licencias; pero no, Toledo intentó quedarse con el más grande canal de televisión. Por esa pequeñez perdió la historia. Hubiera sido la reivindicación de los principios, de la ley y de la educación de niños y jóvenes que, hoy, por el contrario, torpes hasta se han convertido en sicarios y avales del decenio del oprobio.
Después, Alan García no se conformó con los narcosicarioindultos ni petroaudios, sino que además promovió, con políticas de estado, a organizaciones criminales. Permitió que se crearan sindicatos de construcción civil con pocos integrantes que, en realidad, eran extorsionadores; entregó el terminal portuario del Callao sin que se fiscalicen los 2 millones de contenedores que hoy se preñan con cocaína; y, en junio del 2011, promulgó la ley 29703 que rebajaba las penas de corrupción. Todo intencional, y, por si fuera poco, en la última elección se asoció con los jefes de la organización político criminal del Callao para usar a sus sicarios en pintas. Y hoy Ollanta Humala, nulo en la lucha contra la corrupción y la ferocidad delincuencial. Todos ellos permitieron que se reinstaurara en las organizaciones de justicia, el congreso, la policía, etc., la impunidad, la prescripción, la subasta de la justicia. Todos permitieron que se relajen los procesos, que no se continúe con el visionado de 500 vladivideos que dejó la comisión David Waisman (recordado en entrevista de Juliana Oxenford a Zumaeta, pero nadie hizo eco), y que muchos de todos los partidos, jueces, fiscales, periodistas, opinólogos y economistas reciclados de los 90s se hagan los muertitos, así como los del INDECOPI, COPRI hoy PROINVERSIÓN, etc. Hemos estado adormecidos, pero la vida cobra las deudas y ferozmente, el 10 de abril, de un mazazo en la cabeza, el flash nos espanto, 68 congresistas fujimoristas, control absoluto del congreso. A dormir para despertar de la pesadilla, y al volver a despertar, más intensa, 71. Hace 137 años, el 8 de octubre de 1879, el invasor cañoneó al Huáscar y como consecuencia de ello se nos cercenó Arica y Tarapacá. Pero esa afrenta, antes que una victoria invasora, fue una traición de funcionarios, políticos corruptos y empresarios ambiciosos e indiferentes del concepto de nación y patria. Hoy, la posibilidad de un segundo 5 de abril es producto de los gobiernos encubridores de Toledo, García y Humala; y si no hacemos algo para evitar que el fujimorismo desatado, se ensoberbezca y se apodere del ejecutivo, seríamos uno de esos traidores e indiferentes de hace 137 años. ¡Grau vive! No podemos entregar a nuestros hijos un Perú más mutilado, sin honor, sin moral, sin ley. Diluyamos, distribuyamos el poder. Solo nos queda votar nuevamente por "el mal menor", que seguirá con el mismo sistema lobista, mercantilista y encubridor, pero en el transcurso de ese mandato, debemos esforzarnos para que se instaure la filosofía de gobiernos con principios.
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